Juana «La Loca» – La Reina que amó hasta la locura
Ninon de Lenclos – La Maestra del Amor
Ana Bolena – Decapitada por orden de su esposo el Rey Enrique VIII
Mata Hari – Fusilada por espía

La Reina Juana I de Castilla, a la que se conoce comúnmente como “Juana la Loca” nació en Toledo, España, en 1479.
Era la tercera hija de los Reyes Católicos, Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, que la casaron cuando tenía 17 años con el archiduque austríaco Felipe a quien apodaban “El Hermoso”, primogénito de Maximiliano de Austria y María de Borgoña.
Para encontrarse con él tuvo que realizar un largo y peligroso viaje porque la monarquía española se encontraba en guerra con Francia. Juana llegó a Flandes custodiada por una flota de 22 navíos, tripulados por 4.500 hombres, además de un séquito de importantes miembros de la nobleza castellana y aragonesa.
A su arribo pudo comprobar que Felipe de Austria era tan hermoso como se lo habían descripto. Ella también era muy bella y elegante por lo que un amor sexual muy ardiente acompañó los primeros meses de la joven pareja real.
Pero Juana se tomó muy en serio su nuevo estado civil y a todas horas quería cumplir en la cama con un Felipe al que adoraba, a tal punto que éste llegó a cansarse comenzando a volverse violento con ella.
Los que siguieron fueron años difíciles por los celos de ella y las infidelidades del príncipe. Felipe era un hombre inteligente y la soportaba porque sabía que Juana le podría reportar mucho poder y grandes beneficios.
Sus criados no la querían y hasta Isabel, su madre, dudaba del carácter de esta sentimentalmente muy maltratada joven mujer que a pesar de todo estaba destinada a ser la Reina de España. Sus celos eran cada vez más dañinos y la muerte de su madre acabó hundiéndola en una gran depresión.
Fué proclamada Princesa de Asturias al morir aquellos que estaban destinados a reinar en una poderosa España. Felipe «el Hermoso» se convertía entonces en rey consorte de un reino castellano deseado.
Felipe que se había empeñado en divulgar que Juana no era apta para gobernar por su estado mental y así concentrar para él mismo todo el poder, enfermó repentinamente y murió, se supone que envenenado.
En un primer momento, los restos de Felipe «el Hermoso» fueron enterrados en Burgos en la Cartuja de Miraflores. Pero luego la reina decidió emprender el viaje más demencial que registra la Historia de España, llevando el cadáver de Felipe en un carruaje mortuorio tirado por cuatro caballos, en jornadas nocturnas rodeado de pompas fúnebres y de una turba de clérigos entonando el Oficio de Difuntos.
Esta comitiva mortuoria real llegó a las puertas del convento de Santa María de Escobar, un monasterio de monjas cistercienses, acampando en las afueras del mismo porque la reina no podía soportar que otras mujeres, aunque fueran monjas, estuviesen cerca del rey, que llevaba de muerto más de seis meses.
Esa cruda noche a la intemperie, con toda la Corte, incluída su hija de tres meses, tiritando de frío en medio del páramo castellano, haciendo sacar una vez más el cadáver del féretro para su reconocimiento y adoración, doña Juana se ganó definitivamente el apelativo de «la Loca».
Tras deambular mucho tiempo sin destino fijo, una Nochebuena la comitiva fúnebre se instaló en Torquemada, una pobre villa donde había una sola casa decente, la del cura, en la que se aposentó la reina. Los cortesanos no tenían dónde hospedarse y se fueron a Palencia.
Acomodó los restos del Rey en la iglesia del pueblo, donde continuamente celebraba solemnes funerales como si acabara de morir, con todas las ceremonias, incluída una gran iluminación de velas hasta que la continua combustión de la gran cantidad de cirios provocó el incendio del templo.
En Torquemada, el 14 de enero de 1507 nació la infanta Catalina, futura reina de Portugal.
En abril retomó la marcha. En Hornillos de Cerrato, una miserable aldea de cabañas, estuvo cuatro meses, hasta que también se incendió la iglesia por los excesos luminarios.
El padre de la reina, Fernando «el Católico», tuvo que venir de Aragón para hacerse cargo de la regencia de Castilla. Consiguió arrastrar a su hija hasta cerca de Burgos, pero ella se negó a entrar a la ciudad y se quedó en Arcos con el cadáver insepulto durante más de un año.
En febrero de 1509 se echó de nuevo a los caminos. Tardó cuarenta días en llegar a Tordesillas, donde el cadaver fué depositado en la iglesia del convento de Santa Clara.
Felipe «el Hermoso» tendría que esperar más de 15 años para ser definitivamente enterrado en Granada, como él lo había dispuesto en su testamento.
En 1525, su hijo Carlos V, quien heredó de su abuelo Maximiliano los territorios centroeuropeos de Austria y los derechos a ese Imperio; de su abuela María de Borgoña la corona de los Países Bajos; del Rey Católico Fernando los reinos de Aragón, Sicilia y Nápoles y de su abuela Isabel I la Corona de Castilla, Canarias y todo el Nuevo Mundo descubierto y por descubrir, ordenó el último viaje del cadáver, hasta la Capilla Real granadina.
Juana I, «la Loca» fué infanta de Castilla y Aragón, luego archiduquesa de Austria, duquesa de Borgoña y Brabante y condesa de Flandes. Reina de Castilla y de León, de Galicia, de Granada, de Sevilla, de Murcia, de Jaen, de Gibraltar, de las Islas Canarias y de las Indias Occidentales (1504 – 1555); de Navarra (1515 – 1555) y de Aragón, de Valencia, de Mallorca, de Nápoles y Sicilia (1516 – 1555), además de otros títulos como condesa de Barcelona y Señora de Vizcaya, títulos heredados tras la muerte de sus padres, con lo cual unió definitivamente las coronas que conformaron España, a partir del 25 de enero de 1516, convirtiéndose así en la primera reina de España junto con su hijo Carlos I.
Pasó la mayor parte de su vida enclaustrada en Tordesillas, una Hermosa villa a orillas del río Duero, entre los muros de la zona palaciega anexa al Convento de Santa Clara, dejándonos el gran legado de sus hijos que fueron todos reyes y reinas de Europa. Ellos fueron: Leonor (1498-1558), reina de Portugal y de Francia. Carlos (1500-1558), rey de España y Emperador del Sacro Imperio. Isabel (1501-1526), reina de Dinamarca. Fernando (1503-1554) emperador del Sacro Imperio. María (1505-1558), reina de Hungría y Bohemia. Catalina (1506-1578), reina de Portugal.
En la Capilla Real de Granada finalmente se uniría a su adorado esposo Felipe ¨el Hermoso¨, 30 años después, tras medio siglo de encierro, en los que no perdió su condición de reina titular, compartiendo la soberanía de todos esos territorios con su heredero el rey Carlos V.
La Maestra del Amor

Anne de Lenclós (1616-1705) más conocida como “Ninon” fue educada por su padre que era músico, quién le enseñó a tocar el arpa y a bailar, pero principalmente le enseñó a comprender y manejar los instintos hedonistas de los seres humanos.
Siendo adolescente vivió un tiempo en un convento donde leyó mucho sobre literatura y filosofía. Hablaba y escribía fluentemente en italiano y español, ademas del francés.
Antes de cumplir los veinte años, al morir sus padres, utilizó la herencia que recibió, para comprar y amueblar un palacete donde se dedicó a practicar sus convicciones hedonísticas, la teoría que establece el placer como fin y fundamento de la vida.
De inmediato se vió rodeada por una clientela acomodada, dispuesta a pagar generosamente por sus favores sexuales, que incluyó a lo mas granado de la aristocracia de aquellos tiempos, como el Gran Conde d’Amboise, al Conde de Aubijoux, François de La Rochefoucauld, el mariscal d’Estrées y el astrónomo Christian Huygens, entre otros.
Su influencia pesaba mucho en las opiniones de sus amantes, algunos de los cuales comenzaron a expresarlas opinando en contra de las doctrinas del Vaticano. En 1656 fué encarcelada brevemente por órdenes de Ana de Austria, entonces reina de Francia.
En el convento donde se la había encerrado Ninon recibió la visita de Cristina, reina de Grecia, que impresionada por el amplio y agudo intelecto de la cortesana arregló su liberación con el Cardenal Mazarino.
Ninon fué una de las personalidades más singulares del siglo XVII en Francia por sus actitudes liberales y hedonistas que le llevaron a mantener numerosas relaciones sexuales con los más importantes personajes del momento.
En su libro “Cartas Al Marqués De Sevigne”, quién también fué su amante, se puede apreciar algo de la psicología de la liberada y hedonista aristócrata y escritora, autora también entre otros libros de “La Coqueta Vengada”.
Durante su etapa de mayor exposición pública y cuando sus ideas en contra de los dogmas y costumbres de la iglesia eran ofrecidas a quien quisiera oírlas, Ninon de Lenclós comenzó a recibir invitaciones ilegítimas de una de las figuras más oscuras de la historia francesa: el todopoderoso Cardenal Richelieu.
Obsesionado por las ideas de ella y sobre todo por la locura que parecía despertar en sus amantes, el cardenal que era capaz de someter a su voluntad a cualquier persona de la Francia de aquél tiempo, no conseguía ser aceptado por ella.
Cuando ya no le quedaba otro recurso, le ofreció 50.000 coronas por pasar una sola noche juntos.
Se dice que Ninon tomó el dinero y que arregló una cita en un cuarto oscuro de su mansión.
El cardenal, ataviado con sus mejores galas, hizo lo suyo al amparo de las sombras, desconociendo que su amante no era Ninon de Lenclos, sino una reemplazante.
Cuando el cardenal Richelieu advirtió el engaño montó en colera y mandó a encarcelarla.
En 1660 Ninon de Lenclós, habiendo recuperado su libertad, se retiró de la vida pública y se concentró en sus reuniones literarias.
Allí entabló amistades duraderas con personajes importantes como el dramaturgo Jean Racine, Francoise d’Aubigne, quien luego sería la segunda esposa de Luis XIV y Jean-Baptiste Poquelin, dramaturgo, poeta y actor considerado como uno de los mejores escritores de la lengua francesa y la literatura universal y que fué más conocido como Moliére.
En Francia, hasta finales del siglo XIX, el nombre de Ninon de Lenclós era sinónimo de belleza, inteligencia y placer.
Clasificó a sus amantes y pretendientes en dos categorías: los sin esperanza y los elegidos en el momento.
Tuvo un hijo, fruto de su romance con Louis de Mornay, Marqués de Villarceaux, muy cercano al rey Luis XIV.
Al cumplir cuarenta años fundó la “Escuela de la Galantería” donde enseñaba: la psicología de las mujeres, el cuidado particular de una amante o de una esposa, las técnicas del galanteo y de la seducción y también la manera de cómo acabar una relación.
Esta escuela tuvo mucho éxito en París sobre todo entre la nobleza y las clases pudientes que enviaban a sus hijos a la misma. En casos especiales Ninon llevaba a la cama a determinados alumnos para educarlos en el arte del juego previo y del coito.
Cuando Ninon ya tenía 65 años la persiguió su hijo natural, el caballero de Villiers, que no sabía que era su hijo. Ella aceptó complacerlo si el padre mantenía el secreto.
El muchacho se enamoró tanto que ella decidió contarle la verdad mientras lo abrazaba maternalmente. El joven aturdido y shockeado salió tambaleándose al jardín y se mató con su espada.
Hubo otros que también se suicidaron al sufrir el rechazo de la cortesana. Esto parecía no importarle mucho a Ninon.
Aún en su avanzada edad tenía amantes que la adoraban. Murió muy rica, en plena lucidez, manteniendo según sus contemporáneos todos los encantos que haya podido conocerse en una mujer.
Ya en su lecho de muerte recibió la carta de un sobrino lejano. En ella, el muchacho, de sólo nueve años de edad, le contaba sobre lo difícil que le resultaba a su familia comprarle libros y que él era un lector ávido, lleno de aspiraciones. En su testamento Ninon, que percibió el talento latente en aquel muchachito, le dejó una cuantiosa suma de dinero.
Aquel sobrino lejano se llamaba François-Marie Arouet, quién años después fue más conocido como Voltaire. Fué un escritor, historiador, filósofo y abogado, que figura como uno de los principales representantes de la “ILustracion”, un período de la historia en la que se enfatizó el poder de la razón humana, de la ciencia y el respeto hacia la humanidad.

Margaretha Zelle más conocida como Mata-Hari, nació en 1876 en Leeuwarden, Holanda
y murió fusilada por espionaje en Vincennes, Francia, en 1917.
Hija del sombrerero Adam Zelle, apodado el Barón, por sus delirios de grandeza y sus costumbres extravagantes, su madre, que tenía ascendencia javanesa murió en el parto a los catorce años de edad.
Se formó como bailarina en Francia hacia 1905 donde se daba a conocer como la hija de Brahmín, un sacerdote budista, cambiando entonces su nombre original por el de “Mata Hari”.
Viajó por toda Europa relatando su historia de cómo nació en un templo sagrado hindú y le fueron reveladas desde niña las danzas de su gente.
En 1895 con 19 años de edad se casó con Rudolf “John” MacLeod, un oficial holandés de 39. Se trasladaron con una hija a las Indias Orientales, permitiéndole esto entrar en contacto directo con la cultura de ese continente.
En 1905, ya divorciada, se entregó de lleno a su carrera de bailarina oriental. Pronto se hizo famosa en todo el continente, más que nada por la belleza de su cuerpo y su disposición a presentarse semidesnuda en el escenario.
Pocas mujeres en la historia despertaron tantas pasiones como ella. Bailarina exótica, seductora y siempre dispuesta a vender sus atributos físicos al mejor postor. Su cuerpo desnudo, contorsionándose rítmicamente magnetizó y sedujo a multitud de hombres. Tuvo innumerables amantes, de muchas nacionalidades, hasta en los más altos círculos políticos y militares, incluído el príncipe Guillermo, heredero al trono alemán.
Cuando estalló la guerra de 1914 pasaba apuros económicos viéndose obligada a aceptar dinero de los servicios de inteligencia alemán y también del francés que quisieron aprovechar los contactos que ella tenía en las altas esferas de ambas potencias.
No hay pruebas de que uno u otro bando hayan obtenido de ella alguna información que les fuera de mucha utilidad. Finalmente, cansados de pagar por nada, los alemanes permitieron deliberadamente que los franceses descubrieran sus actividades y éstos la condenaran a muerte.
Apelaron en su favor algunos ciudadanos franceses muy influyentes, muchos de ellos ex amantes, sin poder evitar que Mata-Hari fuera ejecutada en Vincennes el 15 de octubre de 1917.
Se dice que ella apareció ante el pelotón de fusilamiento vestida con medias negras y un abrigo, del que se despojó al momento de la ejecución. Del pelotón de doce soldados, sólo cuatro apuntaron a su hermoso cuerpo. Murió a los cuarenta y un años de edad.
El cadáver, que nadie reclamó, fue entregado a los estudiantes de medicina para que fuera objeto de aprendizaje en la facultad como era costumbre en aquella época en la que los cadáveres de criminales y delincuentes ajusticiados eran utilizados en las clases de anatomía.
Su cabeza, embalsamada, permaneció hasta 1958 en el Museo de Criminales de Francia hasta que desapareció, muchos piensan que tal vez robada por algún admirador.

Ana Bolena nació en1507, hija de sir Thomas Boleyn, posteriormente vizconde de Rochford y de Isabel Howard, hija del conde de Norfolk.
Ocupó el lugar que por su rango le correspondía en la corte como dama de la reina Catalina de Aragón, primera esposa de Enrique VIII. Era muy atractiva y liberal y pronto se vio rodeada de admiradores. Entre ellos se contaban lord Henry Percy, heredero del condado de Northumberland, y el propio rey, que cubrió de títulos y posesiones al padre de Ana para tratar de obstaculizar el matrimonio de la joven con lord Henry Percy.
Ana había aparecido en la corte inglesa cuando en ella se debatía el grave problema de la sucesión al trono. Catalina de Aragón había tenido dos hijos varones, que nacieron muertos y una niña. La edad de la reina hacía prever la imposibilidad de nuevos alumbramientos con éxito. Pero Enrique VIII necesitaba un hijo varón para dar continuidad a su dinastía. Esto se convirtió en una auténtica obsesión para el monarca.
En 1527, cuando Catalina contaba 44 años, Enrique solicitó formalmente al papado la anulación de su matrimonio. Ya para entonces el monarca había comenzado una apasionada relación con Ana Bolena. Dos años después, el papa Clemente VII se negó a concederle el divorcio, a causa de las presiones del rey de España y el emperador de Alemania, Carlos V, sobrino de Catalina de Aragón.
La negativa papal precipitó una crisis política entre Inglaterra y Roma, que culminó con la separación oficial de la Iglesia inglesa de la jurisdicción papal y con la constitución de un nuevo culto, el anglicano, influido por la Reforma luterana. Su deseo de conseguir un heredero le arrastró a romper los vínculos religiosos de su monarquía con el papado, causando una profunda conmoción en la Cristiandad y a asumir las doctrinas más moderadas del luteranismo.
En 1533, Enrique se casó secretamente con Ana Bolena. En abril, con la creación de la nueva iglesia, de la que el propio rey se había erigido en cabeza, el arzobispo de Canterbury, Thomas Cranmer, declaró la nulidad del matrimonio con Catalina de Aragón. Entonces Ana Bolena fue solemnemente coronada reina en la abadía de Westminster. En septiembre, la reina dio a luz a una niña, a la que se llamó Isabel (futura Isabel I).
En los años siguientes, el rey esperó con creciente impaciencia el nacimiento de un varón, al tiempo que perdía interés por su esposa. En mayo de ese año, Enrique hizo explícito su rechazo a la reina abandonándola en el transcurso de un torneo en Greenwich. Ésta se había ganado la hostilidad de los miembros más influyentes de la corte debido a su carácter caprichoso y arrogante, lo que la dejó sin apoyos políticos cuando su matrimonio entró en crisis.
Al día siguiente, Ana fue arrestada por orden del rey y encerrada en la Torre de Londres. Los cargos contra ella consistieron en una lista de acusaciones de adulterio con cinco hombres de la corte, incluido su propio hermano, lord Rochford.
Ana fue juzgada por una corte de pares de la que formaba parte su propio padre, sir Thomas Boleyn, hecho duque de Norfolk por Enrique VIII y unánimemente condenada. Tras permanecer diecisiete días encarcelada, murió decapitada junto a su hermano, en la Torre de Londres el 19 de mayo de 1536.
El 30 de mayo de ese mismo año, Enrique VIII contrajo matrimonio con Jane Seymour, que moriría dos años después al dar a luz al príncipe Eduardo, que reinó con el nombre de Eduardo VI, murió siendo todavía muy joven y sin dejar herederos.
La muerte en 1558 de la hija de Catalina de Aragón, la católica María I, deparó la subida al trono de Isabel I, hija de Ana Bolena y Enrique VIII. La infancia de la princesa Isabel fue muy dura. Cuando apenas contaba dos años y medio de edad, su madre fue acusada de adulterio, condenada a muerte y ejecutada.
Isabel I es reconocida como una de las más brillantes monarcas de Inglaterra. Durante su reinado consiguió la pacificación interna tras las luchas de religión de los monarcas anteriores, dando a Inglaterra las condiciones de paz interior y desarrollo económico que fueron las bases para el crecimiento del poderío marítimo inglés en los siglos siguientes.
Fué la última reina de la dinastía Tudor a la que condenó a la desaparición, al negarse obstinadamente a contraer matrimonio, por lo que esta reina es conocida como la Reina Virgen, aunque comentan algunos historiadores que otorgó sus “íntimos afectos” a un buen número de favoritos, entre los que se destacan Robert Dudley, primer conde de Leicester, sir Walter Raleigh, el aventurero navegante, político y escritor inglés y Robert Devereux, segundo conde de Essex, entre otros.
Fué quizás ésta su manera de vengarse por la obstinación de su padre Enrique VIII en conseguir un heredero que continuara la dinastía y que le costó la vida a su madre Ana Bolena y otras reinas?

